martes, 16 de marzo de 2010

El misterioso caso del garrafón que se vació de la noche a la mañana

Sí, pasó hace semanas y todavía me anda dando vueltas por la glandulita en donde debe de producirse la noción de la lógica. Aprovechando el vehículo de una buena amiga, extendí mi brazo derecho hacia el suelo, incliné un poco el tórax y le agarré el pescuezo al garrafón de electropura vacío para ya por fin ir al oxxo e ingratamente cambiarlo por uno lleno (no me había dado cuenta que mucho más cerca había una tienda donde también vendían garrafones). Y pues que lo cambio, nos trepamos otra vez al carro y de regreso al depa por un buen cafecito michoacano y unos entrañables faros. Llegué como cavernícola con el venado cazado, lo bajé de mi hombro y lo dejé en el piso de la cocina por continuar con la tertulia. El sábado tempranito (11:00 a.m.) antes de irme al taller de literatura de Saúl Rosales, limpio cautelosamente el garrafón, le quito la tapa, el sello, y lo levanto como si fuera una momia y yo blue demon para ponerlo de cabeza sobre un armatoste feo y amarillo que me ayuda a servirme agua más fácil. Me habré tomado un vaso o dos y estuve fuera del depa por más de 12 horas. Antes de dormirme, me vuelvo a tomar uno o dos vasos, todo tranquilo. Y entonces ocurrió, el perverso suceso que aún no comprendo y que ruego alguien me explique: el domingo en la mañana el garrafón estaba completamente vacío, los 19 litros que le quedaban se habían escapado durante la noche. Anti-pistas: la casa estaba cerrada con llave y la única copia estaba adentro, conmigo, no había ninguna gota de agua derramada, ni la había habido porque al lado del armatoste porta-garrafón tenía una cartera de 30 huevos que no tenía ninguna señal de haberse mojado y sobre la superficie de la cocina aún te ensuciaba la yema del índice la tierrita lagunera de tolvaneras recientes, igual en el piso. La única respuesta sería masomenos que se hubiera evaporado, ya siendo más surrealistas, pero no me convence mucho.

Resumiendo: desaparecieron 19 litros de agua de un garrafón de la noche a la mañana; ni se tiraron, ni alguien lo vació.

Ojalá tantas cosas fueran esos 19 litros de agua... que se fueran así de fácil, pero sin tantas preguntas.